Hace algún tiempo compartí en esta sección «diario de una maestra de español» algunas observaciones que he hecho sobre mis alumnos y de cómo los más «exitosos» son los que más disfrutan lo que hacen. Escribo exitosos entre comillas porque creo firmemente que el título, la posición, el reconocimiento o el dinero no definen el éxito de una persona. Bien es cierto que todo esto es altamente apreciado en nuestra sociedad, pero se puede ser un famoso fracasado. ¿De qué le sirve al hombre si gana todo el mundo y pierde su alma?
Volviendo al tema de la actitud. Hoy me enviaron este artículo (ver el link al final de este post). De todo lo que se dice, me quedo con su frase «disfruto lo que hago». Al igual que mis alumnos exitosos, este chico disfruta creando, y es que al disfrutar contagia actitud positiva a los demás, combate la mediocridad y da rienda suelta a su potencial. Una modelo alemana dijo en una entrevista que ella disfrutaba lo que hacía, eso lo notaban los demás y deduzco que por eso (y sus muchas… capacidades) su carrera, lejos de verse amenazada por la edad, va viento en popa. Otra celebrity dijo hace años, que buscaba siempre la perfección, si algo estaba bien, podía estar mejor, y si estaba mejor, podía ser excelente. Disfrutar es el antídoto perfecto contra el aburrimiento y el conformismo. Creo que todos soñamos con disfrutar lo que hacemos, el problema es que creemos que hay profesiones o labores dignas de ser disfrutadas y otras no tan dignas. Y se nos pasa la vida esperando llegar a ese lugar donde nos podamos dar el lujo de disfrutar, cuando el verdadero lujo es que hoy estamos vivos y hoy podemos ser útiles a la sociedad. Disfrutar no es una cuestión de profesión o de estatus, sino de actitud.