Ese ridículo miedo a que las cosas salgan bien.

Creo que la primera vez que escuche a alguien decir que era posible sabotearse a uno mismo fue en una canción de Alanis Morrisete. Pensé que quién en su sano juicio querría sabotearse para no conseguir sus metas. Años más tarde me encontré a misma no sólo justificando a mis agresores, sino aguantando el chaparrón con santurrona resignación, como si Dios fuera a darme medallas por mi sufrimiento.
Hay sufrimiento inevitable, pero hay situaciones en las que sí se puede hacer algo, sin embargo por miedo a empeorar la cosa no hice nada.
La llamada de atención vino de parte de un joven amigo. Con 10 años menos de experiencia en esta tierra supo ver mis limitaciones. «Estás acostumbrada a que todo salga mal, que no sabes que hacer cuando las cosas salen bien» …Auch!!!

Pero tiene razón. Mi mayor limitación soy yo misma. Siempre ha sido así. He limitado mis habilidades, he minimizado mis capacidades, pero lo peor de todo es que también he minimizado a mi Hacedor. En algún momento confundí humildad con mediocridad y todo por miedo. Miedo a destacar, miedo a que me tachen de orgullosa (lo que de todas formas ya hacen), miedo a no dar la talla, miedo a fracasar (lo que de todas formas ya hago), miedo a ser diferente (lo que siempre he sido).

Reaprender es sinónimo de un proceso doloroso pero necesario. Una vida con miedo es una vida enterrada en vida. Un Dios atado a mis limitaciones es poco más que una máquina expendedora de caramelos. Quizás ha llegado el momento de dejar a Dios ser Dios para que yo pueda ser yo.

¿Y si el mundo se está perdiendo de algo grandioso cada vez que alguien decide no hacer nada por… miedo?

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s