Jefe por un mes

No es que no confíe en mi misma, pero mi eslógan ha sido la resignación. Siendo como soy, viviendo en el mundo en el que vivo… mi única aspiración ha sido a llegar a fin de mes.  Hasta que mi Padre Celestial me sorprendió hace poco más de un mes.  Jefa por un mes, esa fue la oferta.  Acepté porque pensé que sería algo así como dar un par de clases más y mandar un par de correos electrónicos.  Después de todo dirigir una escuela de casi 60 alumnos y unos 7 maestros no puede ser tan complicado, ¿no?…

Al final de la primera semana estaba saturada con detalles, problemas de última hora con proveedores, clientes y horarios. La segunda semana tuve que asumir mi papel de jefa y tomar decisiones.  Esto fue especialmente difícil porque no me sentía jefa, sino maestra sustituta y los sustitutos nunca toman decisiones importantes. La presión de las circunstancias me obligó a ser lo que los demás necesitaban que yo fuera. La tercera semana decidí mejorar nuestro precario sistema de comunicación interna y usar las nuevas tecnologías para optimizar nuestros recursos.  Pasé la tercera y la cuarta semana aprendiendo a usar ese maravilloso mundo llamado «Google calendar» e intentando que los demás también lo usen.  Y para cuando me sentía más o menos cómoda en mi nuevo papel, volví a mi realidad, maestra de español.

De esta situación he aprendido un par de cosas.  Ponerse en los zapatos de mi jefe me ha llevado a apreciar su trabajo y a ser más comprensiva.  Mis expectativas del trabajo y la realidad del mismo eran caras opuestas de la misma moneda.  ¿Y si esta lección se aplicara a otras áreas de la vida? ¿Y si necesitamos usar más la misericordia antes de perder la paciencia?

La segunda lección tiene que ver conmigo misma.  Me acabo de demostrar que puedo hacer más de lo que pensé.  Dirigir una escuela, aunque sólo haya sido por un mes, supera mis expectativas de vida.  La pregunta es ¿cómo romper ese pensamiento conformista y miedoso que ha gobernado mi vida todo este tiempo? ¿Cómo reemplazar el miedo por optimismo? ¿Cómo hacer que la realidad y los sueños coincidan en la misma mente?  -Acabo de demostrarme que puedo volar, pero ¿cómo convences a un ave que se cree marmota, que puede volar?

Antes bien, sed llenos del Espíritu… Efesios 5:18

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