Este post debió haber sido publicado hace un año, más o menos. Por alguna razón terminó en la carpeta de borradores. Con un año de retraso verá la luz.
El enésimo blog, de la enésima aprendiz de blogger. Nada nuevo. La panacea contra los males de la humanidad no se encuentra aquí. El «non plus ultra» del pensamiento filosófico, teológico, sociológico, político y demás ciencias sociales no se encuentra aquí. Sólo son las reflexiones y lecciones aprendidas durante este viaje que me ha llevado al sótano de mis sueños. Un sótano que representa para algunos un fracaso, porque a mi edad debería aspirar a algo más. Pero para mí es un gran logro, porque mi diminuta fe jamás alcanzó a imaginar algo así de bueno, perfecto y oportuno.
En mi sótano no cabe todo lo que quiero, pero tengo todo lo que necesito. Pero ¿hay alguien que tenga todo lo que quiere? Si la felicidad consiste en disfrutar lo que se tiene, yo he decidido disfrutar mi sótano mientras lo tenga.
Hace una semana tuve visitas, no suelo traer gente a mi sótano porque es pequeño, pero puedo traer gente en grupos de tres. Mis amigas latinas piensan que mi sótano es bonito y acogedor. Quizás porque ellas saben el camino que un extranjero debe recorrer hasta llegar a un sótano como este. Saben que algunos nunca lo logran. Soy la única de mis amigas que lo ha conseguido, un trabajo y un sótano acogedor. Mis amigos europeos piensan que no está mal, pero debo aspirar a algo mejor. No tardan en encontrar los defectos de mi sótano, la habitación y la cocina son muy pequeñas, no hay horno, etc. Según sus estándares yo debería tener ya muchas cosas que no aún no tengo. Parece que voy con retraso en esta carrera por el éxito. ¿Qué hago? ¿me preocupo por lo que me falta? ¿disfruto lo que muchos compatriotas no tienen? Ambos. He decidido hacer ambas cosas. Lucho por lo que me falta, no porque necesite entrar en algún estándar social. Lucho por mí misma, porque he trabajado mucho para llegar a donde estoy, y porque sé que lo mejor está por venir. Disfruto porque sé que la vida es corta y es bella, y sobre todo porque todo don perfecto viene de la generosa mano del Creador.