El mes en que el mundo se volvió loco.

Termina un mes convulso, en un mundo convulso.  Asesinatos, un referendum que tiene en ascuas a un continente entero, elecciones, amenazas, desplomes en las bolsas de valores, catástrofes naturales… no ha sido un mes fácil.  La tecnología se encarga de mantenernos informados, recibimos noticias inquietantes de remotos lugares, cuando a penas podemos con nuestros propios problemas.  La paz parece un sueño cada vez más lejano.

Creo en el tiempo perfecto (eso que ahora llamamos perfect timing) de Dios, lo he vivido. Pero aplicar ese tiempo perfecto a la sociedad, a la historia de la humanidad es algo con lo que lucho.  Visto desde mi limitada y borrosa perspectiva, al Creador se le está quemando la comida.  Tiene frentes abiertos por todas partes, y pocas moto bombas.

A veces la imaginación es la única puerta de escape, de vez en cuando necesito un diálogo imaginario con el Soberano. «Querida, he visto te has vuelto a morder las uñas, y esa tendinitis… le dices a la gente que es por un sobre esfuerzo, pero yo sé que es tensión, y ya casi no quedan chuches en casa, ¿va todo bien?» – Silencio y mirada clavada en el suelo por mi parte. «Ya sé que has vuelto a… como dices tú ‘meter las patas’, y te da vergüenza pedir ayuda otra vez, tropiezas con la misma piedra a pesar de hacer tu mejor esfuerzo, lo sé, y tú sabes que lo sé, sin embargo aquí estamos. ¿Puedo sugerir desconectar ese app de noticias?Aprecio tu interés por lo que pasa en el mundo pero te pone de los nervios y eso no viene de mi.» – «Lo sé» – «Querida, agradecería un poco de confianza en mis procedimientos, hasta ahora todo ha salido como lo he planeado.  Sólo porque a ti no te salgan tus planes no quiere decir que yo no sepa lo que hago o lo que es mejor para todos (carcajada cósmica).» – «Ven acá chiquita, ya sé que tú sabes que mis caminos y mis pensamientos no son los tuyos, sé que sabes que no trabajo como tú, pero necesito que hagas algo más, vive de acuerdo a lo que sabes de mí y que tu gozo sea un recordatorio para los demás de que yo he estado, estoy y estaré en control de todo.» – Abrazo de oso y fin de la conversación.

Debe haber preocupación sana por el mundo, vivimos en él y sufrimos las consecuencias de lo que pasa. Nuevos gobernantes, medidas económicas, sistemas educativos, todo nos afecta directa o indirectamente.  La preocupación sana nos hace ser objetivos pero nos mantiene la cabeza fría para buscar soluciones.  El afán nos hace correr como pollos sin cabeza, terminando de romper lo que está descompuesto. La preocupación sana nos hace ver el mundo enfermo en el que vivimos, pero dirige nuestra mirada al médico divino.

«Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia, reconócelo en todos tus caminos y él hará derechas tus veredas.»

 

 

 

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