Cuando sólo me espera una casa vacía (Parte III)

Paralelo a este proceso de dejar ir ese deseo de tener una familia al estilo tradicional, me vi envuelta en otro proceso que para mí era mucho más doloroso.  Profesionalmente no estoy donde debería estar.  Soy básicamente una perdedora.  Por fin y después de muchos años de luchar por ello, por fin tengo un trabajo que paga todas las facturas, por fin soy adulta y pago impuestos, seguros y esas cosas que hacen los adultos.  Pero observando a la gente a mi alrededor, me di cuenta de que ellos están en otro nivel, ellos llevan a sus hijos al colegio, conducen autos familiares y se compran casas.  Lo que hay en mi cuenta bancaria da para una bicicleta de segunda mano, y con esfuerzo.

Tengo un trabajo que me gusta y me siento valorada, pero es inestable, sin dinero ni marido que me mantenga.  ¡Qué desastre! De nuevo la soberanía de Dios tocó a mi puerta. ¿Acaso no lo sabe ya Dios? ¿Acaso no tiene ya una salida preparada?

«Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes.» Salmo 27:13

Con marido o sin marido, con trabajo estable o como autónoma, con casa o en mi sótano, veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes, y como dijo Job, mis ojos lo verán, no los ojos de otro, aunque algunas veces mi corazón desfallece dentro de mí (Job 19:27)

Cuando falla el entendimiento de la soberanía de Dios falla también la percepción de su bondad.  Dicho de otra forma, cuando Dios permite algo en nuestras vidas, diferente a lo que esperábamos, casi de forma automática cuestionamos su bondad.  Dios es bueno con los demás y malo conmigo porque a mí no me dio lo mismo.  Dios se convierte en un ser lejano e indolente, como el Pantocrátor de la edad media, subido en una esfera juzgando al mundo.  Raras veces agradecemos por lo que no tenemos, sólo nos fijamos en lo que queremos y no tenemos. Pero ¿y si no tener ciertas cosas es exactamente lo que necesitamos? ¿Y si el bienestar no se mide en términos humanos? ¿Y si la felicidad es algo tan único que no se puede ni se debe comparar?

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