Esto no me trae gozo.

Gozo, equilibrio, perfección, orden, belleza. Deseos tan humanos como inalcanzables. Al alcance de los mortales está el caos, lo asimétrico, un viaje en compañía de seres imperfectos, cambiantes y caóticos. Un viaje en el que nadie puede relajarse ni asumir conocimiento absoluto, sólo el reconocimiento del aprendizaje constante.

Las circunstancias perfectas, el nivel de energía adecuado para empezar un proyecto. La vida perfecta, la compañía perfecta para nuevas aventuras. La vida se nos pasa esperando la redención de nuestra melancolía hacia la luz, ese estado en el que la perfección sea estable y duradera.

¿Y si la belleza existe en el proceso? ¿la aventura consiste en el camino y no necesariamente en el destino? ¿Y si la melancolía sí es un estado de ánimo altamente productivo y creativo?

Todo lo hizo hermoso en su tiempo porque todo tiene su tiempo.

Una canción

A veces no pasa nada. El mar sigue calma, las aguas no se abren, no se abren nuevos caminos. El cielo guarda silencio, no hay coros de ángeles anunciando salvación. El frío de la noche puede ser la calma antes de la tormenta o la antesala de un nuevo día. Pero siempre hay una canción. Esta es la mía hoy.

«Cantaré yo a Jehová,
porque se ha cubierto de gloria;
ha echado en el mar al caballo y al jinete.
Jehová es mi fortaleza y mi cántico.
Ha sido mi salvación.
Éste es mi Dios, a quien yo alabaré;
el Dios de mi padre, a quien yo enalteceré. ¿Quién como tú, Jehová, entre los dioses?
¿Quién como tú, magnífico en santidad,
terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios? ¡Jehová reinará eternamente y para siempre!»

Año nuevo, problemas viejos.

«Estimados pasajeros, llevamos un retraso de 2 minutos, espero que no sea un problema… posiblemente encontremos algo de tráfico más adelante… Mis colegas yo trabajamos turnos de 21 horas, tenemos pausas pero en durante esas pausas debemos dormir, comer, asearnos, preparar, limpiar o reparar el autobús, así que espero que el atasco que nos espera no sea un problema. Saben, algunos de mis colegas tienen títulos universitarios, pero aquí estamos, conduciendo un autobús, no es un trabajo fácil y no cualquiera puede hacerlo… y cada día el drama de siempre, quejas… si se van a quejar por favor piensen en mis colegas y sus turnos de 21 horas.»

Por usar nombres ostentosos y muy del siglo XXI diría que estamos ante un caso de precariedad laboral y estrés financiero. La meritocracia se desmorona bajo nuestros pies, especialmente entre los más vulnerables. Pero donde abunda el desprecio por la dignidad de otros y la indiferencia de otros, abunda la gracia.

La necesidad que tienen los hombres de esperanza y paz con Dios es el gran ecualizador de la condición humana. Ya sea de los que tienen ideas como trasladar plantas de producción al sudeste asiático, como los que deben aplicar a trabajos por desesperación, todos necesitamos esperanza. Todos tenemos miedo, todos anhelamos libertad. Todos en algún momento nos sentimos espectadores impotentes asistiendo al teatro que es nuestra propia vida.

Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra así como en el cielo. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Porque en la abundancia de pan de mi prójimo está mi bienestar. La justicia hacia mi prójimo se transforma en paz para mí. La gracia de Dios reflejada en mis vecinos es mi felicidad. No hay plenitud en una sociedad desigual.

Feliz año nuevo, aunque lo que mi pesimismo estructural en realidad quiere decir es «Venga tu reino» porque hay mucho que no estamos haciendo bien.

Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, por siempre.