Este sótano está en obras. Algo de un nuevo host, pluggins y otras cosas que no entiendo. Por supuesto que no lo estoy haciendo yo, tuve que pedir ayuda porque esto supera mis capacidades.
Nunca había invertido tanto en el sótano, porque no puedo explicar muy bien para qué lo tengo. No he querido invertir en algo que no sé si funciona, pero tampoco he podido abandonar. Esa vieja y conocida tensión entre abandonar o continuar (el resultado es avanzar sintiendome culpable por quejarme tanto).
Soy de la generación que creció pensando que era capaz de todo y que el fracaso había que evitarlo o disimularlo. Como si el fruto del Espíritu fuera no fracasar y el éxito, o lo socialmente aceptable, fuera síntoma de buena salud espiritual. Soy de la generación que aprendió a no abandonar aunque te mueras de dolor. Aceptar la derrota y convivir con la opción de fracasar en parte de otra remodelación, más larga y caótica, en la que ningún asistente virtual me puede ayudar.
Y si estoy perdiendo mi tiempo y mi dinero, pues así será. Del caos Dios creó el mundo, y vio Dios que era bueno.