Sólo quiero ser tu amiga

Este no es un post sobre relaciones románticas fallidas. Se trata de amistades que salvan la vida.  No tiene nada que ver con la famosa «friendzone» a la que he mandado y me han mandado a mí también.  Se trata de ofrecer una amistad sincera con personas «invisibles», personas que mi radar no detecta, pero cuyas vidas son de alta estima a los ojos del Creador.

En una amistad no soy la que suele dar el primer paso, excepto si es por trabajo, entonces podría armarme de valor y decir «hola». Y aunque mi naturaleza se siente cómoda en un avión al lado de un extraño y durante 11 horas no intercambiar ni una palabra, esta vez yo tomaré la iniciativa. He empezado un proceso que incluye algunos cursos de preparación, porque sé muy poco sobre las circunstancias de mis futuras nuevas amigas y  porque el tiempo que tengo con ellas será limitado y quiero ser lo más efectiva posible. He empezado este proceso aunque no sé si soy la persona adecuada para esto.

He aceptado el reto por tres razones. 1. Si el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, convivió con nuestra miseria y pobreza, y nos llamó sus amigos, por el Espíritu me fue dado, yo también puedo. Puedo ir a donde nadie quiere ir y abrazar a mujeres que en el fondo no son tan diferentes a mí. 2. Aunque no soy la que suele dar el primer paso, si sé como ser una buena amiga (note que he dicho que sé como serlo, no que siempre lo sea). Mi oración es que mi amistad le cambie la vida a alguien. 3. La tercera es una combinación de las dos anteriores: gratitud. Gratitud porque no hay nada en mí que me haga merecedora de mi vida como lo es ahora.  Gratitud porque aunque he tenido (tengo y tendré) temporadas malas y he perdido toda esperanza de llegar a buen puerto, la mano del Señor nunca me ha dejado a la deriva.  La esperanza es algo crece cuando se comparte.  Más bienaventurado es dar que recibir.

Ver también: ¿Cuánto cuesta salvar un alma?

Anestesia para el alma

Hace unos días en una galaxia lejana las familias se reunieron para agradecer por lo que ya tenían, pero en cuestión de horas la gratitud se tornó en afán desmedido por adquirir cosas nuevas (5 mil millones de dólares sólo en compras en linea en 24 horas). Me pregunto, si fuera posible comprar remiendos para el alma ¿los compraríamos con tanta avidez? o ¿es sólo lo que se ve lo que provoca tanta euforia?

Llamaremos voces a todo aquello o aquellos que no dudan en dar su opinión sobre… nuestra vida.  Hay mucho tipos de voces, las hay que sutilmente prometen felicidad y autoestima a un precio asequible.  Las hay que te dicen lo que ellos creen que tú quieres oír, suenan algo así: «vas a conseguir lo que tú quieras», o «te vas a casar con un hombre rico, guapo y que esté loquito por ti». Las hay que prometen un subidón de adrenalina, otras en cambio ofrecen seguridad y protección.  Otras ofrecen distinción, otras validación, y así una larga lista de promesas.  Pero en definitiva todas vienen a decir lo mismo: «te falta algo, pero tranquilo, esto se arregla con una pequeña aportación de tu parte y listo, estarás completo».  El caso es que llevamos comprando en estas rebajas espirituales desde hace siglos, y nos siguen engañando.

Llevamos repitiendo la misma historia desde Génesis 3, cuando Eva, la madre de todos los vivientes prefirió creer que el Creador le estaba privando de algo, y ella quiso conseguirlo costara lo que costó.  Desde ese entonces compramos anestesia en pequeñas dosis, que nos ayudan a olvidar que estamos incompletos. Desde ese entonces escuchamos y damos crédito a todas esas voces que nos dicen que podemos arreglar ese vacío sin necesidad de acudir al que nos diseñó.  ¿Y qué compramos? maquillaje para el alma.  Maquillaje que nos ayuda a aparentar que todo está bien, que hemos encontrado la fuente de la realización plena, y todo esto porque no estamos dispuestos a pasar por el doloroso pero necesario proceso de transformación que nos puede devolver eso que carecemos.  Vivimos postergando esa cirugía mayor a base de ibuprofeno.

Vestíos con la verdad, porque sólo la verdad os hará libres.