¿Lista?

Sabes pequeña, cada vez me reafirmo más en la convicción de que una de las peores cosas que hacen las personas es tomar decisiones basadas en el miedo. Se hacen o se dejan de hacer cosas evitando lo que tanto tememos. ¿Tienes miedo de no ser aceptada? Buscas pertenecer a un grupo cuya aprobación parece indispensable, porque cuando consigas esa aprobación serás feliz.

¿Tienes miedo de la soledad? Buscarás evitarla aún si no te sientes valorada, aún si no puedes ser tú misma, aún si tienes que fingir ser otra persona por un rato. Todo es aceptable excepto estar sola. ¿Tienes medio de no destacar en tu profesión? Sacrificarás tu cuerpo, salud mental y seres queridos para no caer en la mediocridad. Al final ambos son una forma de buscar aprobación, ya sea de la pareja o del jefe y los colegas, o simplemente aprobación personal. Serás feliz cuando la consigas. ¿Tienes miedo a lo imprevisible del futuro? Buscarás estar en control de tu vida siempre cueste lo que cueste. ¿Tienes miedo de tus hijos malgasten su vida? Les darás todo lo que tú no tuviste, no necesariamente lo que ellos necesitan. ¿tienes miedo de que los adoctrinen desconocidos? Reduces el contacto con el mundo exterior. Miedo a envejecer, miedo a la falta de recursos económicos, miedo a la enfermedad… evitar en lugar de enfrentar. Crecemos aprendiendo a evitar en lugar de enfrentar, no tenemos herramientas para ello.

Pequeña, cuando veas a tus temores a los ojos sabiendo que sólo son sombras sin poder, cuando puedas comprarte flores porque sí, cuándo puedas comunicar tus necesidades a su tiempo, sin explotar, cuando no le temas a los procesos ni a la disciplina, entonces estarás lista para la vida.

Todo tiene su tiempo, y no todos estamos listos para florecer al mismo tiempo.

Te vas a caer

– Estoy preocupada, veo que la gente tiene miedo, Rosa tiene mucho miedo…

– ¿tú crees? ¿Por lo de la pandemia?

– Sí, la gente tiene mucho miedo.

– ¿y qué podemos hacer?

– No lo sé… antes yo vivía con miedo de todo. Es algo que me viene de familia mi papá es así, mi hermana también… «no hagas esto porque te vas a caer» o «no hagas lo otro porque te puede salir mal». Nos enseñan a que las cosas van a salir mal…

Saludar al vecino, acostarse a una hora
Trabajar cada día para vivir en la vida
Y contestar solo aquello y sentir solo esto
Y que Dios nos ampare de malos pensamientos

Cumplir con las tareas, asistir al colegio
¿Que diría la familia si eres un fracasado?
Y ponte siempre zapatos, no hagas ruido en la mesa
Usa medias veladas y corbata en las fiestas

Las mujeres se casan siempre antes de treinta
Si no, vestirán santos y aunque así no lo quieran
Y en la fiesta de quince es mejor no olvidar
Una fina champaña y bailar bien el vals
(Pies descalzos sueños blancos, Shakira)

Hacemos o dejamos de hacer para evitar el castigo, y eso es normal en los niños pequeños, pero si a lo 40 seguimos igual, algo anda mal. Si a los 25 nuestra motivación para hacer o dejar de hacer no va más allá de la recompensa egocéntrica a corto plazo, estamos condenados a la extinción, como los dinosaurios. Si nuestro sistema para tomar decisiones maduras no es más fuerte que el miedo al potencial qué dirán, debemos aprender a convivir con la mediocridad. Si no podemos dar buena explicación de por qué hacemos lo que hacemos sin sonar como adolescente hormonalmente inestable, apaga y vámonos.

Felices los humildes, porque Dios les dará en herencia la tierra. Felices los que tienen limpia conciencia, porque ellos verán a Dios. A corto plazo felicidad, a largo plazo herencia inimaginable. A corto plazo felicidad, a largo plazo ver a Dios.

PD. No tengo nada en contra de saludar al vecino o acostarse a una hora… pero no lo hago por necesidad, sino porque sé que llevarnos bien es bueno para ambos, o que dormir suficiente es bueno para mí y para los que me rodean. Lo de bailar el vals, eso sigo sin verlo claro. De momento no.

Los dioses olímpicos

Pensando en Simone Biles… que una chiquita como ella lleve el peso del mundo sobre sus hombros y que tenga que hacerlo con una sonrisa y sin rechistar me parece… cruel. Del orgullo de representar a tu país al pánico que decepcionar a millones de personas. La misma masa colectiva e impersonal que eleva, tiene el poder de hundir. El alma humana no fue hecha para eso. Hace unos minutos un comentarista alemán dijo de otra chica, Sunisa Lee, que es la nueva Simone Biles. A rey muerto, rey puesto. Tras la retirada de Biles, la prensa brasileña especula, ¿y si nuestra Rebeca Andrade tiene opciones de medalla? Y es que ¿quién no quiere ver a uno de los suyos en lo más alto? Admirar sin adorar, abrazar sin asfixiar, animar sin exigir.
Parece que como sociedad necesitamos modelos que nos muestren la diferencia lo admirable y lo condenable. Y no importa si las personas están listas para la fama y adoración,  lo importante es que tengamos a alguien en el pedestal para poder admirar. 

Si Biles, Andrade o Lee fueran algo mío, o tuviera algún tipo de influencia, les diría: «lo que sea que hagas hazlo por ti, porque puedes, tienes los recursos, la habilidad y te hace crecer como persona porque te reta. Y si de paso tu trabajo emociona e inspira a otros, perfecto». En este caso, el orden de los factores sí alteran el producto.

¿Y si el único que puede llevar el peso del mundo sobre sus hombros sin romperse ni corromperse, fuera Cristo? Escuchando una entrevista este lunes de Alisa Childers a John Cooper y Jeremy Camp, Jeremy, acertado como suele serlo, dijo «Jesús dijo «sígueme», no dijo sigan a mis discípulos». Supongo que hay varias razones para ello. No estamos hechos de material resistente a la corrupción. Perdemos el norte muy rápido. Un par de cumplidos y nos venimos arriba.

Puestos los ojos en Cristo, el autor y consumidor de la fe.

Al momento de escribir esta entrada Susina Lee y Rebeca Andrade todavía no habían ganado las medallas de oro y plata respectivamente. Andrade se convierte en la primera medallista sudamericana en gimnasia (si le entendí correctamente al comentarista alemán).