«Me Fui – REYMAR PERDOMO (y lo volvería a hacer)

Los hay que migran porque sienten que les falta algo, y esperan encontrarlo al otro lado de la frontera.  Otros migran porque se están quedando sin oxígeno. En cualquier caso dejar atrás lo que uno conoce, ama y le da seguridad es toda una aventura.

«Con mi cabeza llena de dudas, pero me fui» y ¿saben qué? Lo volvería a hacer

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Haciendo tiempo antes de una cena de trabajo, descubrí este rinconcito. Cuando veo casas que me gustan no puedo evitar pensar si las personas que viven allí disfrutan sus casas o ya están tan acostumbrados a ellas que dejan de ser especiales
Idilio de verano

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Sueño de una tarde de verano.

Y las personas que viven en esa casa, ¿la disfrutarán? ¿se sentirán afortunados que vivir en un lugar idílico? El río, la barca, el muelle y los árboles ¿se han convertido en parte invisible de la tediosa rutina? Y todo eso que a mí me parece precioso e inalcanzable, ¿lo ven como un privilegio o será una carga para sus dueños?

¿Y mi sótano? ¿es mi privilegio o mi carga?

Tengo ido el corazón

Después de semanas apagando fuegos en diferentes áreas de mi vida, llegué un sábado por la tarde a casa y me acosté un rato.  Mis sueños van de lo surrealista a lo nostálgico en cuestión de segundos. Como todo el mundo, los sueños son una forma que tiene el cerebro de procesar el presente, o me enseñan lo que en realidad está en mi corazón. Esa tarde, me di cuenta de que mi corazón estaba cansado de tanto desasosiego y se me había ido lejos.  Entre dormida y despierta intenté recordar una vez más esa serie de sueños y balbuceé «tengo ido el corazón».

Una parte de mí está cansada y se fue a la tierra de la que vengo.  Necesitaba ver montañas y volcanes, necesitaba dedicarse a la fotografía por un rato y ver a los seres queridos. Necesitaba volver a buscar a los que ya no están, para comprobar que su partida es real.  Necesitaba hablar con gente diferente, necesitaba sentirme en casa (aunque después de tanto tiempo fuera de casa esa ya no es una opción real, pero en mis sueños todavía es posible). Necesitaba, aunque sea por media hora, una vida más sencilla. Necesitaba un pan con chille relleno sin cebolla y mucha salsa de tomate.  Una parte de mí se había ido, y no me di cuenta.

La parte racional en mí, llamémosla cerebro, dice que estamos bien.  A pesar de los altibajos de la vida, estoy bien.  Hay proyectos de cara al futuro, hay margen de mejora, hay posibilidades de seguir aprendiendo, etc.  Pero la otra parte de mi, llamémosla corazón, pide pausas, pide volver al principio, volver a mis raíces.  Por razones económicas tengo que ignorar esas peticiones, pero por salud mental debería hacerle caso más seguido.  ¡Ay que difícil es el equilibrio entre razón y sentimientos! ¡El eterno dilema de los emigrantes! Algún día, sentimientos y razón, nos volveremos a encontrar, aunque por ahora sólo en mis sueños.