El espejo del alma

Tocar fondo no siempre huele mal, se ve desaliñado o termina en la cárcel. No hace falta declararse en bancarrota para saber que se ha fracasado. No hace falta llegar a los harapos para llegar al punto más bajo y sumir a una persona en una crisis existencial. Algunos con tal de evitar los harapos y la bancarrota traspasan todos los límites por una ilusión poder y gloria.

Se puede fracasar como político rodeado de amigos influyentes ganando unas elecciones. Se puede fracasar como padre pagando una carrera en Oxford para tu heredero. Se puede fracasar como líder recibiendo premios a la excelencia por tu trabajo. Se puede hablar se éxito maquillando la vergüenza interna. Se pueden fingir sonrisas, aunque los ojos delaten almas irremediablemente rotas. O tal vez solo temporalmente rotas.

Unos pueden abren los ojos a su realidad moral mientras le roban comida a los cerdos, otros lo hacen en un jacuzzi en una suite del Ritz. Unos necesitan del aplauso de multitudes para escuchar esa lucha interna que llevan ignorando como quien escucha llover. Otros necesitan premios para darse cuenta de que sus sueños de infancia no han muerto. Compañías sofisticadas y elegantes para recordar a los que siempre están dispuestos a perdonar, y lo olvidados que viven en la memoria.

No hay nada oculto que no haya de ser revelado. No hay nada tan roto que no pueda ser reparado. Nunca es tarde para volver a casa.

Te vas a caer

– Estoy preocupada, veo que la gente tiene miedo, Rosa tiene mucho miedo…

– ¿tú crees? ¿Por lo de la pandemia?

– Sí, la gente tiene mucho miedo.

– ¿y qué podemos hacer?

– No lo sé… antes yo vivía con miedo de todo. Es algo que me viene de familia mi papá es así, mi hermana también… «no hagas esto porque te vas a caer» o «no hagas lo otro porque te puede salir mal». Nos enseñan a que las cosas van a salir mal…

Saludar al vecino, acostarse a una hora
Trabajar cada día para vivir en la vida
Y contestar solo aquello y sentir solo esto
Y que Dios nos ampare de malos pensamientos

Cumplir con las tareas, asistir al colegio
¿Que diría la familia si eres un fracasado?
Y ponte siempre zapatos, no hagas ruido en la mesa
Usa medias veladas y corbata en las fiestas

Las mujeres se casan siempre antes de treinta
Si no, vestirán santos y aunque así no lo quieran
Y en la fiesta de quince es mejor no olvidar
Una fina champaña y bailar bien el vals
(Pies descalzos sueños blancos, Shakira)

Hacemos o dejamos de hacer para evitar el castigo, y eso es normal en los niños pequeños, pero si a lo 40 seguimos igual, algo anda mal. Si a los 25 nuestra motivación para hacer o dejar de hacer no va más allá de la recompensa egocéntrica a corto plazo, estamos condenados a la extinción, como los dinosaurios. Si nuestro sistema para tomar decisiones maduras no es más fuerte que el miedo al potencial qué dirán, debemos aprender a convivir con la mediocridad. Si no podemos dar buena explicación de por qué hacemos lo que hacemos sin sonar como adolescente hormonalmente inestable, apaga y vámonos.

Felices los humildes, porque Dios les dará en herencia la tierra. Felices los que tienen limpia conciencia, porque ellos verán a Dios. A corto plazo felicidad, a largo plazo herencia inimaginable. A corto plazo felicidad, a largo plazo ver a Dios.

PD. No tengo nada en contra de saludar al vecino o acostarse a una hora… pero no lo hago por necesidad, sino porque sé que llevarnos bien es bueno para ambos, o que dormir suficiente es bueno para mí y para los que me rodean. Lo de bailar el vals, eso sigo sin verlo claro. De momento no.